A lo largo de mi experiencia como diseñadora he comprobado que uno de los mayores retos de cualquier marca es mantener una coherencia visual real y constante en todos sus puntos de contacto con el cliente. Desde la tienda física hasta un simple correo promocional, todo comunica y deja huella.
Una marca reconocible no se construye solo con un buen logotipo. Se construye cuando todos los elementos —colores, tipografías, imágenes, tono de voz, composición— trabajan juntos para transmitir siempre el mismo mensaje y la misma esencia, sin importar dónde o cómo se presenten.
Por ejemplo, en el proyecto de la tienda futbolmania, buscábamos que la tienda tuviera un branding más atractivo y funcional. No se trataba solo de llenar espacios vacíos, sino de reforzar la presencia de la marca para que cada foto que se hiciera un visitante tuviera un valor añadido y recordara dónde estuvo.
En el caso de las newsletters, sucede lo mismo. Cada envío debe ser reconocible a primera vista. Si cada email pareciera de una marca diferente, perderíamos impacto y confianza. Por eso siempre diseño bajo una misma base visual, adaptando cada campaña a los contenidos específicos, pero manteniendo la misma estructura y estilo.
La coherencia visual no solo hace que una marca sea más profesional, sino que ahorra tiempo y esfuerzo a largo plazo: los clientes saben qué esperar, reconocen los valores de la marca y se sienten parte de una identidad clara.
Para mí, diseñar no es solo crear piezas bonitas, es crear sistemas visuales sostenibles que mantengan viva la esencia de la marca día tras día.
Me gusta compartir no solo resultados, sino también la forma en que pienso y desarrollo cada proyecto.
Si quieres ver más ejemplos de cómo aplico esta coherencia visual, puedes visitar mis otras entradas con las etiquetas diseño o futbolmania, o escribirme para saber más.